viernes, 29 de abril de 2011

HACIA UN MODELO DE PROCESO ENSEÑANZA-APRENDIZAJE CON APOYO DE LAS TIC EN LA FORMACIÓN REGLADA NO UNIVERSITARIA

Guillermo Fernández Vara. Presidente de la Junta de Extremadura
31/01/2011
¿Qué hace que un docente presente un determinado modelo de enseñanza en el aula y no otro? Posiblemente la respuesta sea que cada docente es, por una parte, un reflejo de los modelos de enseñanza que vio en sus profesores cuando era alumno, y, por otra, de los modelos aprendidos durante su formación inicial, y todo esto aderezado con pinceladas aquí y allá adquiridas en su formación continua.

Si esta reflexión se aproximase a la realidad, no podríamos comprender por qué el uso de las TIC en el aula se está generalizado y empieza a ser rentable en términos educativos. Se dice que los docentes actuales carecen de modelos en los que beber y adolecen de falta de formación en TIC durante su formación inicial. Solo les quedarían los conocimientos adquiridos en su formación continua, grandes dosis de experimentación e innovación educativa, y torrentes de voluntarismo. Pero, sin lugar a dudas, son la experimentación e innovación a pie de obra y el afán y dedicación de la mayoría de profesionales, junto con la llegada a la docencia de sangre nueva más impregnada de tecnología e Internet, los factores que están forjando nuevos modelos de aprovechamiento intenso de las TIC en el aula.

El profesorado constituye un elemento esencial e indispensable para que se produzca una verdadera transformación en el ámbito escolar y educativo. Es cierto que los profesores cuentan con medios físicos suficientes, a saber, aulas tecnológicas, ordenadores, pizarras digitales e incluso formación, pero con frecuencia necesitarían una mayor competencia digital técnica y de una formación que les enseñe cómo aprovechar didácticamente todos estos medios. Se hace, por lo tanto, muy necesaria una formación inicial desde la universidad en uso educativo de las TIC, y una aun mayor formación continua formal e informal, que aporte un conocimiento básico de edición de formatos multimedia, capacidad de creación de contenidos digitales, conocimiento de plataformas de trabajo colaborativo y de recursos de comunicación, y aprovechamiento pedagógico de todo ello. Solo de esta forma los docentes podrán sentirse cómodos y más capacitados para desarrollar la difícil labor de guiar a su alumnado hacia el conocimiento a través de las TIC.

La realidad actual exige que caminemos hacia la construcción de modelos de enseñanza-aprendizaje con apoyo de las TIC. Para aventurar algunas propuestas podemos destacar cuatro virtudes o características fundamentales que aportan o pueden aportar las TIC a la práctica educativa.

Las TIC para muchos docentes comienzan por el recurso de la DOCUMENTACIÓN. Sin duda, la ingente cantidad de contenidos digitales accesibles vía web y el desarrollo de potentes buscadores han convertido a Internet en la primera opción documental para alumnos y profesores. La realidad es que el uso que se hace de Internet es habitualmente externo al aula. Frecuentemente veremos a nuestros hijos con tareas para casa en las que se incluye la búsqueda de información y la redacción de trabajos utilizando como fuente documental Internet. Eso está bien, pero podría mejorarse. ¿Deberíamos enseñar a nuestros alumnos a realizar las búsquedas de forma mas eficiente? ¿Podríamos aprovechar en el aula los numerosos recursos de consulta existentes en la web y enseñar a optimizar su uso? Ningún profesor de Lengua y Literatura consideraría innecesario enseñar a un alumno a manejar un diccionario de papel. Más bien todo lo contrario. Se considera fundamental. ¿Pero por qué no dedicar tiempo a enseñar a manejar la versión online del Diccionario de la Real Academia de la Lengua? ¿Y detenernos a trabajar con los alumnos el Diccionario Panhispánico de dudas y sus respuestas a las preguntas más frecuentes? Lo mismo se podría decir de los docentes de idiomas y los diccionarios y traductores online, o del uso que se hace de Wikipedia y otras webs y portales de marcado carácter educativo. Internet ya forma parte de las prácticas documentales de nuestro alumnado, pero no debemos dejar que aprendan a manejar estas fuentes de forma totalmente autónoma, ya que renunciaríamos a que lo hiciesen de una manera completa y profunda. El docente, una vez más, se convierte de esta forma en guía del conocimiento. Por poner un ejemplo, estrategias de búsqueda de información como las que incorporan las webquests y las cazas del tesoro, pueden ser soluciones muy atractivas para mejorar las técnicas de búsqueda y selección de información general y específica.

Pero la documentación es solo una cara de todo lo que nos ofrecen las TIC en educación. Una característica que no podemos permitirnos desaprovechar es la de la INTERACTIVIDAD. Con la dotación a los centros escolares de pizarras digitales interactivas (PDI) que se está realizando en los últimos años se abre un inmenso campo de explotación de esta cualidad tan frecuente en los contenidos educativos digitales. La potencia multimedia de estos recursos y las opciones de autocorrección que ofrecen no pasan desapercibidas para el alumnado, para el que resulta muy atractiva la inmediatez en la respuesta, el carácter anónimo del corrector (la propia aplicación), las ayudas visuales y sonoras de los materiales, y el propio formato y el dinamismo que este genera.

Me atrevería a decir que la interactividad es la principal ventaja que aportan las TIC al ámbito educativo. Mientras que modelos anteriores, mucho más expositivos, resultaban excesivamente pasivos para el discente, las TIC permiten y obligan a actitudes mucho más activas por parte del alumnado, invitando a la participación y a meterse de lleno en primera persona en el proceso educativo. Esto unido a la labor documental más autónoma comentada anteriormente modifica notablemente el nuevo rol del docente, que ya no tiene que ser el poseedor del conocimiento sino de las destrezas para mostrar el camino al mismo.

La interactividad es una característica que sigue desarrollándose en el campo de las TIC educativas, en las que surgen soluciones tecnológicasweb, con herramientas de chat colaborativo para profesores y alumnos, o los módulos de respuesta simultánea multiusuario como el que incorpora la aplicación de gestión de aulas tecnológicas Aulalinex 3.2 en su módulo de evaluación, el cual permite elaborar de forma sencilla y rápida cuestionarios de respuesta múltiple y lanzarlos a un grupo determinado de alumnos para que estos contesten en un tiempo determinado. Además, evalúa los resultados de forma instantánea, produciendo informes personales y grupales del desempeño.

Pero la interactividad puede entenderse también como la producción de materiales por parte de los alumnos, lo que nos lleva a una tercera virtud que nos aportan las TIC educativas, que es la CREATIVIDAD. Las TIC proporcionan un medio ideal para el desarrollo de la inventiva. Por ello es muy conveniente que el docente pueda guiar la incursión de sus alumnos en la creación multimedia, gráfica, de vídeos, etc. La creación de trabajos individuales y colectivos en estos formatos además de desarrollar sus dotes creativas, perceptivas, imaginativas y de iniciativa personal, aporta interdisciplinariedad y permite su exposición y valoración pública, algo que es un aliciente motivador para el alumnado y para la calidad de los trabajos. En este sentido, disponer de blogs de aula y portales de centro aporta ese tablón público en el que dar visibilidad a los trabajos del alumnado. Igualmente, hacer uso de videotecas públicas de compartición de vídeos es una opción muy interesante.

Muy conectada con la creatividad está la cuarta virtud que deseo destacar, que es la COLABORACIÓN. El trabajo colaborativo, para el cual existen recursos tecnológicos como foros, wikis, comunidades virtuales, entornos virtuales de aprendizaje o recursos tan sencillos y básicos como una cuenta de correo electrónico compartida por varios usuarios, con frecuencia salva las desigualdades de alfabetización tecnológica del alumnado, y propicia un entorno de trabajo adecuado para el desarrollo de las competencias tecnológicas, pues unos alumnos aprenden de otros en el campo tecnológico también. Además, dentro del grupo de colaboración unos alumnos adoptan un papel más docente y otros más discente, lo cual puede y debe ser un criterio más a considerar a la hora de realizar la evaluación. Todas estas herramientas favorecen el trabajo tanto en el aula como fuera de ella y permiten al profesor un fácil seguimiento de lo realizado.

En resumen, las TIC tienen un tremendo potencial educativo que podemos concretar en estas cuatro virtudes: Documentación, Interactividad, Creatividad y Colaboración. Actualmente el aprovechamiento de las mismas aumenta día a día, y las estrategias del docente se encaminan a sacar un mayor partido de ellas. Pero debemos seguir realizando esfuerzos en la formación inicial Universitaria, en los Máster de Formación del Profesorado, como es el caso extremeño, y en la formación continua. De esta forma seguiremos avanzando en la consolidación de las Nuevas Tecnologías en el aula con el convencimiento de que a través de su uso tendremos mejores y más reconocidos docentes, y alumnos y alumnas mejor formadas.

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